martes, 23 de febrero de 2010

Alma Bloggera

"Te pido un taxi"
de Mercedes Halfon y  Fernanda Nicolini
Editorial Plaza & Janes

Dos amigas, Julia y Bárbara, están atravesando sus treinta. Treinta y tantos.
Tal como alguna vez se desgranó en la exitosa obra de teatro "Confesiones de mujeres de treinta", los treinta son el momento de ahora o nunca. Un momento de quiebre, de inflexión. Complicado: tanto para hombres como para mujeres, donde para algunas cosas parece tarde, para otras demasiado temprano y otras tantas donde uno siente que si no lo hace YA!, perdió el tren.
Básicamente es un momento donde pareciera fundamental la necesidad de barajar y dar de nuevo.

Y las dos protagonistas de esta historia viven este tiempo de revuelo permanente, de la búsqueda del equilibrio -casi imposible- entre trabajo, amistad, pareja y aledaños.
Sobre todo en el terreno de la pareja, ambas buscan un amor que perdure más allá de la inmediatez del "garch and go" -como lo definen las mismas protagonistas-. Y esta búsqueda las atraviesa, casi que las obsesiona, les ocupa gran parte de su tiempo y de su energía. Es donde justamente se pueden confesar todo, acompañarse con esta amistad entrañable, sufrir, reirse y soñar con la misma intensidad, con esa  hermandad que las iguala y las fusiona.

El mayor acierto del libro de Halfon y Nicolini es sin duda su lenguaje simple que llega directamente y sin más trámites a provocar la sonrisa del lector -y en más de un momento la distendida carcajada- en forma casi permanente.
Diálogos distendidos y desestructurados, situaciones de la vida cotidiana, pinceladas con mucho humor, nos ofrecen espejos en los que cualquiera de nosotros, aunque hayamos pasado ya los treinta -hace un rato-, nos podemos ver reflejados.
Con un estilo más cercano a un blog bien escrito -que los hay muchísimos, sobre todo de autoras rondando los treinta y los cuarenta- que a una novela "tradicional", "Te pido un taxi" acierta en la construcción de personajes queribles, reales, barriales, de esos con los que nos cruzamos todos los días, en la frescura y espontaneidad con la que describe las vivencias de estas dos heroínas modernas en la búsqueda del combo desarrollo profesional + pareja + familia + amigos.

Plagada de citas urbanas tanto de barrios, como de calles, marcas, escritores, lugares, pintores... nos permite zambullinos fácilmente en una historia cuyo principal ingrediente es el excelente ritmo con el que está contada la historia que hace que el interés pueda sostenerse a lo largo de toda la novela.
Sin mayores ostentaciones que una pintura inteligente y franca de la crisis de los treinta como marco de la  dificultad de relacionarse(nos)  en esta Buenos Aires dinámica, globalizada y llena de personajes queribles.

Una más que grata sorpresa que invade con una frescura que es inusual y que una vez leído el libro, se  agradece profundamente. 

sábado, 13 de febrero de 2010

El amor después del amor

"El amor dura tres años"
de Frédéric Beigbeder
Editoral Anagrama - Colección Quinteto

Poder hablar de temas como el enamoramiento, la pasión, el desencanto amoroso, el aburrimiento en la pareja, el divorcio, la infidelidad y atravesarlos todos con una dosis altísima de humor no es tarea sencilla. Máxime si además el autor inunda sus pensamientos con ironía y una acidez que seguramente le ha dado sus experiencias personales y los caminos recorridos.

La historia que narra "El amor dura tres años" es simple: un personaje completamente alter ego del autor se acaba de separar y todo su mundo se desploma. Marc está enojado, deprimido y ve todo con un cristal sarcásticamente cruel ante su amor perdido. Y así Marc dispara:

Hay que decidirse: o vives con alguien o lo deseas. No se puede desear lo que se tiene, es antinatural.

"El amor es un combate perdido de antemano"

"Después de tres años una pareja debe separarse, suicidarse o tener hijos, que son las tres maneras de confirmar su final"


Y a pesar de la breve y simpática historia, Beigbeder de todos modos, busca la manera de dejar algunas zonas donde deternese a reflexionar, esa típica pausa después de la sonrisa.
Se le ha criticado al autor su falta de estilo literario (quizás derivado de su labor anterior como publicista y creativo), alguna inconexión entre los capítulos de la novela como si fuesen reflexiones, cabos sueltos dentro de  una historia.
Evidentemente, no les ha caído en gracia el estilo amoral y despreocupado con que se presenta, con un ritmo ágil y sencillo, con muy pocas pretenciones más que las de una crónica de la pareja, el amor y el desamor, los encuentros y desencuentros amorosos, la inmediatez del amor en los tiempos que corren.

Lo cierto es que se lee de un tirón y que una mirada tan poco edulcorada de la relación de pareja -que recorre la mayor parte del libro- puede resultar muy divertida aunque no exenta de algunas preguntas que quedan flotando por un buen rato.

"Hay que mantener las apariencias? Yo digo que hay que asesinarlas, es el unico modo de salvarse"

"Receta para mejorar: repetir seguidos estas tres frases (1) La felicidad no existe (2) El amor es imposible (3) Nada es grave"

"La verdad es siempre decepcionante, esta es la razón por la que todo el mundo miente"

Toda la primer parte de la novela está escrita con mucho sarcasmo, el cual seguramente proviene de su dolor por un amor que no se ha podido salvar. Pasado el tiempo, y ya avanzado el relato el personaje-autor intenta a apostar al amor una y otra vez.
¿Quién no lo haría? Hasta el cáustico Beigbeder se da otra oportunidad. Y para aquellos que se acerquen a leerlo, sabrán en qué termina la nueva historia. El amor... ¿dura tres años?

"He aqui una prueba muy sencilla para saber si estás enamorado: si al cabo de 4 o 5 horas sin tu amante, empiezas a echarla de menos, es que no estás enamorado...
Si lo estuvieras, diez minutos de separación habrían sido suficientes para convertir tu vida en algo rigurosamente insoportable."