domingo, 12 de septiembre de 2010

Y el Bonsái se hizo árbol, nomás

"La vida privada de los árboles"
de Alejandro Zambra
Editorial Anagrama



Después de leer "Bonsái" quedé capturado, y como me pasa con todo nuevo autor que leo, tuve que rápidamente tratar de conseguir sus otras novelas para seguir adentrándome en su mundo y ver si el encantamiento fue de una sóla novela o he encontrado a algún otro autor con el que vibrar en cada una de sus obras. Alejandro Zambra, chileno, nacido en 1975, debutó con "Bonsái" y luego escribió ésta, su segunda novela, "La vida privada de los árboles": y puedo decir que el encantamiento de la primera no fue casua porque ésta me atrapó de la misma forma, para no soltarme hasta terminarla en esas disfrutables lecturas, casi "de un tirón".

Construida en una forma similar a su ópera prima en el pensamiento, desarrollo y forma de interrelacionarse de sus personajes, "La vida privada de los árboles" se disfruta doblemente habiendo leído la primer novela. Porque tiene algunos puntos de contacto -el más obvio es que el protagonista se dedica a cuidar bonsais- y es como si se estableciese un sutil diálogo entre ambas.

El protagonista de esta nueva novela, Julián, espera que Verónica llegue del trabajo mientras cuida a Daniela, la hija de ella. Pero Verónica no llega, se demora, se demora demasiado, está tan retrasada que quizás deba pensar que ya no vuelva a casa, que lo haya abandonado....
Es una larga noche de espera, en donde Julián nos sumerge en su historia personal, recuerda, recapitula, conjetura sobre su futuro cercano, es invadido por su pasado.
Es una espera sin tensiones, pero con una quieta angustia de tiempo de definiciones. Y durante este tiempo inventará, montará distintos escenarios para el futuro de Daniela, jugando con el tiempo y con la historia.

También recordará anécdotas de su pasado, invitándonos nuevamente a una deliciosa colección de pequeñas historias, casi imperceptibles dentro de la novela, pero justamente "La vida privada de los árobles" parece tratarse de eso: una deliciosa conjunción de detalles y pensamientos, de juegos y devaneos que Julián va tejiendo en la espera de un amor que quizás ya no vuelva. O sí.