Me acaba de pasar nuevamente con el libro "Pura Anarquía" de Woody Allen.
Tengo que leer una frase dos o tres veces para darme cuenta de qué es lo que quiere decir. Y no porque sea dificil de comprender lo que Woody me quiere contar. Es que está traducido al español.... pero juro que no es el español que yo hablo! Ni el que habla nadie acá en Buenos Aires!
Es posible que me falte ingenio para develar algunos enigmas, que ya las neuronas no se encuentren tan estimuladas como gozaba del elixir de la juventud, pero soy lector por naturaleza, y este tipo de situaciones me suceden cada vez más a menudo gracias al adorable fenómeno de la globalización.
Se que todos hablamos el mismo idioma, pero lamentablemente se me hace dificil atravesar algunas traducciones que están completamente plagadas de palabras que un mejicano seguramente entiende perfectamente bien. Suenan a castellano, pero no entiendo nada de nada. La mitad de las cosas que Woody me cuenta jugando con las palabras y haciendo gala de su fina ironía, seguramente desplegarán una sonrisa si el que lo lee, está sentado en un cafecito de Barcelona y se matará de risa. Porque lo entiende! Repito: yo no entiendo nada.
Orale, cuate!
Vale chaval!
Detesto esas traducciones.
ResponderEliminarComprendo las leyes del mercado del libro (o creo comprender algo) porque trabajo en él, pero las traducciones hechas a un español neutro que, como bien decís, puede ser que resulte natural en México, no sé si matan, pero le dan un buen golpazo a la literatura.