martes, 20 de abril de 2010

Yo quiero ser una chica Almodovar

"Patty Diphusa"
de Pedro Almodóvar 
Biblioteca Los 40 de Anagrama
Editado por Página/12 en todos los kioscos a $ 9.-

Ya a partir del "Prólogo", Almodóvar presenta a Patty Diphusa como un típico emergente de la movida madrileña de los '80, vinculada con aquellos modelos de mujer que pueblan las películas de Warhol o de Morrisey y la encuentra íntimamente ligada a la Divine que protagoniza "Pink Flamingos" de John Waters.

Almodovar ama el cine, ama la literatura, ama a sus musas, pero por sobre todo adora el kitsch -tan omnipresente además en todas sus películas- y  "Patty Diphusa" es puro kitsch por donde se la mire.
Con ese espíritu ochentoso flotando en el ambiente, Pedro publicó en "La Luna" una serie de artículos, columnas, historias, fragmentos de la memoria de Patty,  que fueron recopilados en este volúmen sin otro mérito que el encendido desparpajo en boca de la protagonista, inequívocamente revolucionario para la época.

Aunque hoy, erosionados por el paso del tiempo, ya nadie puede sentir como transgresores a estos pequeños relatos de la vida de una porno star tan verbalmente exhuberante como voluptuosa. Pueden leerse, sin embargo, con un dejo de nostalgia de esa década en la que brilló la movida madrileña en todo su esplendor. 

Hoy Patty seguramente tendría un blog, una vía de comunicación más directa con sus lectores, arrasaría con alguna página web propia o sumaría contactos y fans en Facebook. Pero en los '80 estos textos oficiaron de descarga, de autoconfesión y de pintura de una época en la que Almodóvar se movió como pez en el agua.

Patty, sus amigas Ana Conda, Addy Possa y tantos otros personajes excéntricos y hasta bizarros como un taxista con la mirada de Robert Mitchum, un secretario Niñobien -que en una cena de presentación su madre confunde a Patty con un travesti-, novios de una noche que se pelean por ella -y le piden que no les deje marcas- son los que pueblan estas historias llenas de humor, desparpajo, sexo y drogas blandas en partes iguales.

De todos modos estos textos encuentran la mejor voz en "Un episodio burgués", la columna que se aleja del tono de las restantes, con un relato más intimista que desnuda a una Patty con sus sentimientos a flor de piel.

Y luego se despide melancólicamente de su columna y cierra con un último capítulo que es un reportaje entre ella misma y su autor, el manchego transgresor, el Pedro Almodóvar que nos ha regalado tantos films inolvidables, desde "Matador" con un Banderas jovencísimo como en "La ley del deseo", pasando por el delirio de "Mujeres al borde de un ataque de nervios" o "Atame!" hasta las más maduras "Volver", "Todo sobre mi madre" o "Hable con ella".
Patty Diphusa es el personaje que da el puntapié inicial en la galería de criaturas de Pedro, antecede de todas estas mujeres que fueron protagonizado sus grandes éxitos.

miércoles, 7 de abril de 2010

La pinta es lo de menos...

"Gordos -  peripecias en el afán por adelgazar"
de Mauro Fulco
Editorial Sudamericana

Fulco confiesa "Tengo casi treinta años, soy gordo y las publicidades de hombres con abdominales marcados son una demostración de lo que nunca seré. Ni las largas sesiones de gimnasio, ni las dietas más estrafalarias, ni siquiera una racha atroz de negativas a la hora de la conquista amorosa lograron tornear mi abdómen. Decidí someterme a los tratamientos más ridículos, participar de cuanto grupo existe para adelgazar, internarme en un spa para bajar de peso a base de privaciones."

Lo primero que pensé es que este señor estaba escribiendo mi biografía, pero sin autorización. Para alguien como yo -que pesó exactamente el doble de lo que peso ahora-, "Gordos" se lee con una amplia, enorme, sonrisa que en algunos momentos, rápidamente, se transforma en una dolorosa mueca.

Si bien el autor aclara todo el tiempo que no ha sido hiperobeso u obeso mórbido (lo cual daría para un sinfin de anécdotas mucho más jugosas aunque terriblemente más crueles) esta categoría de "morrudo" o "rellenito" en la que él se incluye apenas su balanza acusó más de tres cifras, le permite haber vivido en su propia piel y por lo tanto poder introducir al lector a un mundo, que para muchos, será completamente novedoso.
Y describe con una maestría siempre acompañada por una profunda dosis de humor y de autocrítica los padecimientos a los que se ha sometido en la búsqueda de un cuerpo diferente.

Apodos, burlas, sobrenombres que nos irán acompañando desde la niñez, que nos serán insoportablemente duros en la adolescencia y la espera del tan ansiado "cuando pegue el estirón" como decreto de cambio que nunca llega, son situaciones profundamente descriptas con la sabiduría dada de la propia experiencia en el capítulo de apertura "Gordo NyC -Gordo Nacido y Criado".

Luego en "Gordo Diet" abordará las distintas instancias e intentos e intentos e intentos por abordar distintos tratamientos... y más intentos. 
Desde la sentencia de un médico que lo revisa cuando niño y con una madre desesperada que no sabe para qué lado disparar, la  sentencia del profesional diciendo:  "Señora, este chico no tiene pie plano. Este chico es gordo." será el puntapié inicial para dar comienzo a un peregrinaje eterno de médico en médico y sobre todo, visitando a todos aquellos que no lo son pero que lucran con la necesidad -aunque podríamos mejor llamarla desesperación- vendiendo métodos completamente ridiculos sin ningun tipo de sustento médico que son seguidos por un tiempo irrisorio al pie de la letra en el afán de poder librarse de unos cuántos kilos de más.

Anfetaminas, dietas hipocalóricas, internaciones, la dieta de la luna, la disociada, el licuado mágico, las semillitas incrustadas en la oreja, las cuatro comidas, las seis comidas, las colaciones y tantos otros métodos desfilaran por las páginas de "Gordos" siempre regados de un humor irónicamente inteligente que Fulco maneja a la perfección.

Sus otras secciones "Gordo Fashion" -donde aborda, sobre todo, el tema de la ropa y la sexualidad- "Gordo Sport" -donde se mete con algunos deportistas obesos y algún que otro gordo famoso- y "Gordo Travel" donde cuenta anécdotas de una internación en Diquecito pintando exactamente la flora y fauna de las clínicas de internación y los trucos para que aún internado uno pueda seguir comiendo -jugar al truco por comida, escapes dignos de Alcatraz en busca de algún alimento prohibido, asaltos a las alacenas de la cocina de la Clínica-, están narrados con un veloz ritmo de blog, totalmente descontracturado, completamente sincero y desprejuiciado.

Sin dudas para alquien que haya atravesado/se encuentre atravesando este tema, la honestidad con la que Fulco cuenta sus vivencias hará que irremediablemente uno se sienta solidarizado, conmovido y agradecido por la claridad de sus experiencias. Sobre todo para que aquellos que transitan este tema "desde afuera" puedan tener una ventana interesante para espiar un mundo conceptualmente tan diferente y plasmado en una manera de pensar y de sentir que generalmente no sale a la superficie. Hay todavía mucho de "De eso no se habla...", nadie que se encuentre atravesando este tema lo hablará abierta y sinceramente, aunque cada vez es menos creíble la historia esa de "soy gordo y soy feliz asi como soy".
Como un pedido de auxilio, de comprensión, de mostrar en cueros -justamente- los temas que atañen a este universo tan complejo y que sin embargo es tan poco respetado socialmente, "Gordos" presenta con mucho humor pero con una respetuosa profundidad, un mundo donde ya nadie puede cantar "la pinta es lo de menos"...