de Mark Haddon
editorial Salamandra
Cunado estuve en el Festival de Toronto el año pasado, con mi amiga Claudia nos pasamos viendo buen cine y tomando cafecitos en donde hablamos de películas, de todo un poco, de la vida misma y de la nuestra particularmente pero también hablamos de .... libros. Fue ahí cuando me dijo que "El curioso incidente del perro a madianoche" era casi como un imperdible.
Curiosamente -utilizando las palabras del título-, otra amiga mía, Marita, me lo había regalado dos cumpleaños atrás y por esas vueltas de la vida, lo había empezado a leer pero no podría precisarles ni porqué ni en qué momento terminó cayendo en la pila de los "pendientes de lectura", que puedo asegurarles que está cada vez es más alta!.
Así que apenas volvi de Toronto, cuando terminé la novela que estaba leyendo (sobre la que todavía no escribí nada -lei como cinco libros pero no tengo tiempo de comentarlos, que bronca!-) me zambullí rápidamente en esta novela de Mark Haddon que indudablemente se lee de un tirón.
Christopher, el protagonista del relato, tiene 15 años. Tiene la enorme capacidad de explicar rápidamente y con total claridad la teoría de la relatividad, recita los números primos hasta 7507 como si nada, tiene manía por hacer listados, pero sin embargo le cuesta relacionarse con otros seres humanos.
Es que el inquieto héroe de la primer novela de Haddon padece el Síndrome de Asperger (aunque en la novela no se cite expresamente sino que se haga alguna referencia dentro del comportamiento de Christopher), un tipo de trastorno relacionado con el autismo que no le permite una relación social completa. Tal como sucede con todos los que padecen esta enfermedad, Christopher tiene muchos problemas para comprender todo lo que sea un lenguaje no verbal, su contexto y su ambiente.
Justamente la mirada que este jóven protagonista tiene de su situación familiar, de su mundo y de los personajes que lo rodean, es el punto más fuerte y más novedoso y más interesante de esta novela.
¿Cómo nos adentramos en su mundo? Acompañándolo a descubrir quién ha sido el asesino del perro de su vecina, que aparece muerto en el jardín.
Como un émulo de su adorado Sherlock Holmes, este pequeño Sherlock moderno, se anima a salir de su micromundo, ampliar sus fronteras y aunque él no lo sepa, tratar de buscar la verdad de lo que pasó con el perro de la señora Shears - Wellington- será una especie de viaje iniciático inconciente hacia su propia identidad, a descubrir la verdad de lo que ha pasado en su familia. A redefinir su historia.
Pero todo esto, teñido de la particular mirada que le da Christopher a la cosas.
Divertida, inteligente, completamente desestructurada (tiene dibujos, mapas, explicaciones, listados, cartas, firmas, acertijos matemáticos, carteles, signos, símbolos y todo aquello que se le cruce al jóven protagonistas por su mente) y con el pulso del relato partiendo de la mirada de un inusual protagonista, "El curioso incidente del perro a medianoche" nos presenta un personaje emblemático, Crhistopher John Francis Boone, casi tan inolvidable como el famosísimo protagonista de "El guardían en el centeno" de Sallinger.